Los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron una serie de cuatro
ataques terroristas suicidas cometidos aquel día en Estados Unidos por 19
miembros de la red yihadista Al Qaeda, mediante el secuestro de aviones
comerciales para ser impactados contra diversos objetivos, causando la muerte
de alrededor de 3000 personas y dejando a otros 6000 heridos, así como la
destrucción en Nueva York de todo el complejo de edificios del World Trade
Center (incluidas las Torres Gemelas) y graves daños en el edificio del
Pentágono (sede del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, en el estado
de Virginia), episodio que precedería a la guerra de Afganistán y a la adopción
por el Gobierno estadounidense y sus aliados de la política denominada «guerra
contra el terrorismo».
Los atentados fueron cometidos por 19 miembros de Al Qaeda,
divididos en cuatro grupos de secuestradores, cada uno de ellos con un
terrorista piloto que se encargaría de pilotar el avión una vez ya reducida la
tripulación de la cabina. Los aviones de los vuelos 11 de American Airlines y
175 de United Airlines fueron los primeros en ser secuestrados, siendo ambos
estrellados contra las dos torres gemelas del World Trade Center, el primero
contra la torre Norte y el segundo poco después contra la Sur, provocando que
ambos rascacielos se derrumbaran en las dos horas siguientes.
El tercer avión secuestrado pertenecía al vuelo 77 de
American Airlines y fue empleado para ser impactado contra una de las fachadas
del Pentágono, en Virginia. El cuarto avión, perteneciente al vuelo 93 de
United Airlines, no alcanzó ningún objetivo al resultar estrellado en campo
abierto, cerca de Shanksville, en Pensilvania, tras perder el control en cabina
como consecuencia del enfrentamiento de los pasajeros y tripulantes con el
comando terrorista. Tendría como eventual objetivo el Capitolio de los Estados
Unidos, ubicado en la ciudad de Washington.
Los atentados causaron más de 6000 heridos, la muerte de 2973
personas y la desaparición de otras 24, resultando muertos igualmente los 19
terroristas.
Los atentados, que fueron condenados inmediatamente como
«horrendos ataques terroristas» por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas,
se caracterizaron por el empleo de aviones comerciales como armamento,
provocando una reacción de temor generalizado en todo el mundo y
particularmente en los países occidentales, que alteró desde entonces las
políticas internacionales de seguridad aérea.
El primer paso dado por EEUU en la Guerra contra el
Terrorismo fue la invasión de Afganistán el 7 de octubre de 2001 por fuerzas de
la OTAN y la Alianza del Norte con apoyo de las Naciones Unidas, ante la
negativa del gobernante régimen talibán de entregar a Osama bin Laden, que
supuestamente se había refugiado en ese país.
El 13 de noviembre de 2001, la capital Kabul fue tomada por
la Alianza del Norte y el gobierno quedó en manos de EEUU/OTAN y la Alianza del
Norte. Desde entonces Al Qaeda y los talibán se han unido y reorganizado como
guerrilla insurgente.
El 2 de mayo de 2011, Bin Laden fue abatido por tropas de
élite estadounidenses en Pakistán.
El segundo paso de la Guerra contra el Terrorismo de EEUU fue la invasión de Irak el 20 de marzo de 2003. Esta acción militar fue
realizada por Estados Unidos y Gran Bretaña sin autorización de las Naciones
Unidas. Además, España, Italia y otros países, se aliaron con EEUU en esta
acción y enviaron ayuda humanitaria a la zona.
Estados Unidos sostuvo que la invasión era indispensable debido a que Irak poseía armas de destrucción masiva ocultas. La invasión desencadenó una guerra, con cientos de muertos, y causó el derrocamiento del gobierno encabezado por Saddam Hussein el 9 de abril de 2003. Una vez controlado el país, no se encontraron armas de destrucción masiva. Estados Unidos sostuvo entonces que la razón de la invasión se debía a que existían informaciones de los servicios de inteligencia que permitían suponer que Saddam Hussein mantenía relaciones secretas con Al-Qaeda. Recientes informes indican que nunca hubo una relación de Hussein con Al-Qaeda, y el presidente Bush trató de relacionar a Irak con la guerra contra el Terrorismo.
Estados Unidos sostuvo que la invasión era indispensable debido a que Irak poseía armas de destrucción masiva ocultas. La invasión desencadenó una guerra, con cientos de muertos, y causó el derrocamiento del gobierno encabezado por Saddam Hussein el 9 de abril de 2003. Una vez controlado el país, no se encontraron armas de destrucción masiva. Estados Unidos sostuvo entonces que la razón de la invasión se debía a que existían informaciones de los servicios de inteligencia que permitían suponer que Saddam Hussein mantenía relaciones secretas con Al-Qaeda. Recientes informes indican que nunca hubo una relación de Hussein con Al-Qaeda, y el presidente Bush trató de relacionar a Irak con la guerra contra el Terrorismo.
Desde entonces varios grupos iraquíes opositores a la
invasión han organizado un movimiento de resistencia que se ha mostrado muy
activo en la realización de ataques contra objetivos militares. Paralelamente,
después de la invasión, Al Qaeda también se ha podido instalar en Irak, en
donde realiza fundamentalmente atentados de naturaleza terrorista.
Al día de hoy, las consecuencias continúan al haberse
detonado una guerra civil sectaria "no declarada", que tiene como
consecuencia la muerte de más de 34 000 civiles (solamente en 2006, según la
ONU) y según cifras de Acnur, hay 1,7 millones de iraquíes desplazados
internamente y otros dos millones que han huido a países vecinos. Además, a
junio de 2007 las bajas del ejército de los Estados Unidos ascienden a más de
4000 caídos.
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