viernes, 1 de septiembre de 2017

El 1 de setiembre de 1932 inicia la guerra entre Perú y Colombia por Leticia


La génesis del conflicto peruano-colombiano se puede remontar a la época colonial, cuando fue creado el Virreinato de Nueva Granada, como entidad político-administrativa separada del Virreinato del Perú, que hasta entonces era el único Virreinato del Imperio español en Sudamérica. La definitiva creación del Virreinato de Nueva Granada se dio en 1739 y en su jurisdicción se hallaba el territorio de Maynas, en la selva amazónica, el cual se convertiría con el tiempo en el centro de la discordia entre el Perú y Colombia. La Real Cédula de 1802 ordenó que Maynas retornase a la jurisdicción del Virreinato del Perú; sin embargo, hasta ahora se discute la naturaleza de dicha disposición (si ordenaba una segregación político-territorial o solo se limitaba a la administración eclesiástica) y si llegó efectivamente a ser aplicado. Todo ello era de fundamental importancia determinar, pues se impuso el consenso de que las líneas fronterizas de las nacientes repúblicas hispanoamericanas debían seguir el principio del Uti possidetis de 1810, es decir, el estado en que se encontraban las jurisdicciones territoriales en dicho año, que fue cuando principió la revolución independentista.



Leticia es una ciudad que fue fundada por los peruanos Enrique Vigil y el capitán Benigno Bustamante el 25 de abril de 1867 y que fue entregada, por el presidente Augusto B. Leguía, a Colombia contra la voluntad de sus habitantes que se vieron obligados a cambiar de nacionalidad por el Tratado Salomón-Lozano de 1922.

El 1ero. de septiembre de 1932 se produjo la ocupación de Leticia por parte de civiles peruanos al mando de un oficial del Ejército en la situación militar de retiro, en protesta por la suscripción, el 24 de marzo de 1922, del tratado de límites Salomón-Lozano con Colombia, realizado durante el gobierno del Presidente Augusto B. Leguía, cuyas ratificaciones fueron canjeadas en Bogotá el 19 de marzo de 1928 disponiéndose su ejecución en 1930 mediante el trazo de la frontera y la entrega de los territorios. Frente a la situación que se presentaba el gobierno del Presidente Sánchez Cerro decidió apoyar la ocupación. Este hecho, no planeado, tomó por sorpresa no solo al gobierno sino también a las instituciones militares, entre ellas al recientemente creado Cuerpo de Aviación del Perú que disponía de muy pocas unidades aéreas, las que se concretaban a 8 aviones de observación y bombardeo ligero biplanos Vought Corsair algunos equipados con pontones y un reducido número de aviones de transporte de poca capacidad, de los cuales 3 se encontraban en Iquitos, 2 en la zona de San Ramón-Masisea y 4 en Lima. Además de estos se contaban con algunos aviones de instrucción con gran desgaste. El material de guerra era reducido y centralizado en Lima, consistente en bombas de fragmentación de 25 y 50 libras que no llegaban a las 200 unidades. Frente a esta realidad y a la situación económica en la que se encontraba el país, se dispuso la realización de una colecta a nivel nacional a fin de recaudar los fondos necesarios para la adquisición del material requerido para hacer frente al problema que se había presentado en el nororiente el país.

La Inspectoría de Aviación del CAP presentó, con el carácter de urgente, sus requerimientos y estos fueron los siguientes: adquisición de 25 aviones de combate, de los cuales 15 eran de observación y bombardeo Douglas O-38-P y 10 eran de caza Curtiss Hawk. Ambos tipos con ruedas intercambiables a pontones, con motores iguales Wright Cyclone de 640 HP. También 2,000 bombas, de las cuales 800 eran de demolición de 50 y 100 libras y 1,200 eran de fragmentación de 25 libras. Como el monto de los requerimientos superaba largamente el monto de lo colectado se decidió la compra de solo 9 aviones de combate: 6 aviones biplanos de observación y bombardeo Douglas O-38-P y 3 aviones biplanos de caza Curtiss Hawk, mas 5 motores Wasp C-1 y 5 juegos de pontones de repuesto para los aviones biplanos de observación y bombardeo ligero Vought Corsair que ya disponía el CAP y también equipo adicional para su sistema de armas. Los 9 aviones adquiridos llegaron al Perú en enero de 1933.

El CAP efectuó el despliegue de sus medios aéreos a San Ramón, Masisea e Iquitos. Para el despliegue se emplearon dos rutas: una con aviones equipados con pontones de Ancón a Paita y luego cruce de la cordillera de los Andes hasta llegar a Iquitos y la otra sin pontones de Las Palmas a San Ramón, Masisea, cambio de ruedas por pontones y vuelo a Iquitos. En el despliegue de los aviones se accidentaron en la ruta del norte 2 Douglas O-38-P además de un Vought Corsair, llegando a Iquitos 4 Douglas. De los 3 aviones de caza Curtiss Hawk que emplearon la ruta del centro solo llegaron 2 a Iquitos. También se desplazaron a Iquitos 6 aviones Vought Corsair.

Hubo otras adquisiciones, donaciones y alquiler de aviones de transporte, para poder hacer frente al movimiento de abastecimientos, material de guerra y personal en apoyo a las operaciones de combate en el Teatro de Operaciones del Nor Oriente.


Las hostilidades se iniciaron el 14 de febrero de 1933, por parte de Colombia, que con una flotilla fluvial, llevando personal combatiente, acompañada de medios aéreos tripulados por mercenarios alemanes ex-combatientes de la I GM, atacaron y tomaron la posición Tarapacá.

Los medios aéreos del CAP tuvieron una participación muy activa multiplicándose en el cumplimiento de sus misiones en apoyo a nuestras fuerzas y atacando a los medios fluviales de la fuerza colombiana y haciendo frente incluso a los aviones de caza que los atacaban.

Fin del conflicto

El Ejército mantenía sus posiciones y la marina de guerra del Perú había llegado a emplazar sus medios navales frente a las costas colombianas de manera amenazante, cuando el 30 de abril de 1933 es asesinado, por un militante del partido aprista, el presidente peruano Luis Miguel Sánchez Cerro, al salir de la revista en el Hipódromo de Santa Beatriz en Lima de los 30.000 soldados que se iban a movilizar al teatro de operaciones. Su sucesor, el general Óscar Benavides, amigo del electo Presidente colombiano Alfonso López Pumarejo, jefe del Partido Liberal colombiano, se reunió con él 15 días después en Lima. El Perú acepta entregar Leticia a una comisión de la Sociedad de Naciones, que permaneció un año estudiando posibles alternativas de solución al conflicto. De igual forma, Colombia entregó al Perú la guarnición de Güepí y la Isla Chavaco 30 días después de la firma del cese de hostilidades, además de entregar a todos los prisioneros de guerra peruanos y el material bélico capturado, incluyendo varios aviones peruanos capturados, en el periodo de un año.

Desocupación de Leticia

El 25 de junio de 1933 las tropas peruanas se retiran de Leticia, entregándola a la delegación de la Liga de Naciones, y el conflicto finaliza.

Colombia y Perú se reunieron luego en Río de Janeiro para pactar la paz y quedó ratificado el Tratado Salomón-Lozano de 1922, aún hoy día vigente y aceptado por ambas partes.

4 comentarios:

  1. Siempre nuestros presidentes entregando nuestro Territorio Peruano a los paises vecinos sin interesarles la opinion del ciudadano peruano pero detras de todo esto siempre hay dinero de por medio nada es gratis. arrastrados, sin moral y Patriotismo Peruano.

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  2. Mi padre, el Tnte.Cor.EP Oscar Sevilla dirigió el destacamento peruano en dicho conflicto. Les copio un parrafo del libro "La Verdad sobre la Guerra"
    "No existia, como se encargaron de demostrarlo los hechos posteriores, tal superioridad en efectivos y toda clase de elementos del enemigo. Existia si, un Comandante audar y valeroso quien llevo a la selva el espiritu intrépido de su arma, la caballeria. Refierome al Comandante peruano Oscar Sevilla, ante quien me descubro en reconocimiento de sus brillantes cualidades de verdadero militar. Hubiera el Ejercito del Peru contado en el Putumayo con gente como..........Porque en realidad de verdad, el combate de Yabuyanos solo consistio en una sorpresa, analoga a la de Puerto Saravia o Puca Urco, preparada en esta vez por valiente y audaz Comandante Oscar Sevilla, quien sabia moverse entre la selva, vencer los obstaculos que ella presenta y acudir asi, a los puntos mas favorables con el fin de hostigar al enemigo, de retrazar su avance, de causarle tantos perjuicios como le fuera posible, etc, etc, etc.
    Yo como hijo del Comandante EP Oscar Sevilla, rindo mi homenaje a mi padre ya fallecido. Y deseo aprovechar este homenaje para contarles que al fallecer mi padre, lo sobrevivio mi madre la cual vivia con el sueldo misero que el Gobierno le asigno y que en la actualidad no tiene el derecho de protestar y exigir una mejor remuneracion. La culpa la tiene Ollanta Humala y este gobierno de PPK

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  3. Tengo copia tambien del diario El Comercio del sabado 22 de abril de 1933 en el cual se informa del conflicto con Colombia y en el cual se destacan las acciones que tomo el Cmdte EP Oscar Sevilla y que contribuyeron a que las tropas colombianas sufrieran un reves. Atentamente Cor FAP Oscar Sevilla R.

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