domingo, 10 de septiembre de 2017

El 11 de septiembre de 1971 muere Nikita Kruschev, dirigente soviético


(Nikita Serguéievich Jrushov, Jruschev o Kruschev; Kalinovka, Kursk, Rusia, 1894 - Moscú, 1971) Dirigente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Procedente de una familia minera, participó en la Revolución bolchevique (1917) y luchó en el Ejército Rojo durante la Guerra Civil que le siguió (1918-20). Luego hizo carrera política en el Partido Comunista de Ucrania, hasta llegar a ser primer secretario de la región de Moscú (1935-38) y de la República de Ucrania (1938-49).



Desde este último cargo se esforzó por reducir el nacionalismo ucraniano; organizó la anexión de los territorios ganados por Ucrania en virtud del reparto de Polonia entre la Alemania nazi y la Unión Soviética; y dirigió la resistencia contra la invasión alemana en el curso de la Segunda Guerra Mundial (se distinguió especialmente en la batalla de Stalingrado). Sobrevivió a todas las purgas de la época, haciendo gala de un gran celo estalinista. En 1949 regresó a Moscú, donde empezó a destacar como especialista en cuestiones agrícolas en el Comité Central.

Al morir Stalin en 1953, Kruschev fue elegido primer secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética, compartiendo el poder con una dirección colegiada del Presídium del partido. Paulatinamente, Kruschev se erigió en líder de una corriente renovadora, dispuesta a romper con el pasado estalinista: primero se deshizo del ministro del Interior Beria, que representaba la pervivencia del estalinismo; la mala marcha de la economía le permitió apartar también a su rival, el primer ministro Malenkov (1955); la dimisión del nuevo primer ministro, Bulganin, en 1958, permitió por fin a Kruschev concentrar personalmente la dirección del Estado y del partido.

En 1956 defendió ante el XX Congreso del Partido un informe en el que denunciaba los crímenes y errores de la época de Stalin, el culto a la personalidad y el dogmatismo ideológico. Un año después eran expulsados del Comité Central los dirigentes más significativos de la etapa anterior, en medio de un proceso general de desestalinización. Y en 1961 hizo que el XXII Congreso del Partido condenara oficialmente a Stalin.

Kruschev orientó la política soviética en un sentido liberalizador, pero manteniéndose dentro de la ortodoxia comunista y de la dictadura de partido único. Así, aunque impulsó la reconciliación con la Yugoslavia de Tito, no dudó en intervenir militarmente para aplastar la revuelta anticomunista de Hungría (1956) y rompió con la China de Mao (1961). Aunque acuñó la doctrina de la «coexistencia pacífica» con el bloque occidental, las relaciones con Estados Unidos incluso empeoraron, a raíz de la construcción del Muro de Berlín (1961) y del intento de instalar misiles en Cuba (1962).


Bajo su mandato, la URSS obtuvo logros significativos en la carrera espacial (lanzamiento del primer satélite en 1957 y primer vuelo espacial tripulado en 1961) y en la carrera de armamentos; pero fracasó en su intento de llevar la rivalidad entre las superpotencias al terreno económico. Lanzó planes orientados a revitalizar la economía soviética para alcanzar a Estados Unidos: descentralizó la planificación aumentando la autonomía de regiones y empresas, impulsó la colonización de tierras vírgenes en Siberia, fomentó la investigación científica, prestó mayor atención a la agricultura y la industria ligera, dio prioridad al abastecimiento de bienes de consumo.

Fueron precisamente sus fracasos en materia económica (los malos resultados agrícolas obligaron a la importación masiva de cereales) los que, unidos al aislamiento exterior, debilitaron a Kruschev y permitieron que se fraguara una conspiración para apartarle del poder. Las reformas que había iniciado para aligerar la burocracia le habían hecho impopular en el partido y en la Administración. En 1964 fue forzado a dimitir, sucediéndole al frente del partido uno de sus más estrechos colaboradores, Leonid Brezhnev.

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