Andrés Avelino Cáceres Dorregaray. Militar y político peruano, héroe de la Campaña de La Breña contra
la ocupación chilena de Perú durante la Guerra del Pacífico (1879-1883) y dos
veces presidente de la República peruana (1886-1890 y 1894-1895) durante el
Segundo Militarismo. Ingresó muy joven en el ejército y tomó parte en varios de
los enfrentamientos civiles de la época al servicio de Ramón Castilla.
Ascendido a capitán, acudió a la frontera cuando estalló la guerra con el
Ecuador. Durante el gobierno del general Pezet fue desterrado a Chile por su
oposición al presidente; cuando le fue permitido regresar al país, apoyó el
golpe de Estado de Mariano Ignacio Prado y participó en el Combate del Callao o
del 2 de mayo de 1866, en el que Perú derrotó a la flota española.
Al estallar la Guerra del Pacífico, Andrés Avelino Cáceres se encontraba en
el Cuzco, y participó en los principales episodios del conflicto. En 1881 tuvo
una actitud sobresaliente en la defensa de la capital de Perú, Lima, que
terminó cayendo en manos de los chilenos. Herido, se refugió en el hospital
jesuita y consiguió fugarse a la sierra central, desde donde comandó una
heroica resistencia frente al ejército chileno, conocida como Campaña de La
Breña, con el apoyo de los campesinos de la zona. Fue entonces cuando los chilenos
empezaron a llamar El Brujo de los Andes a Andrés Avelino Cáceres por sus
cualidades de estratega, que lo hacían parecer omnipresente. Después de una muy
valerosa actuación, fue derrotado en Huamachuco en 1883.
Obligado el Perú a firmar el tratado de Ancón con Chile,
Cáceres se opuso y se sublevó contra Miguel Iglesias. En 1886 fue elegido
presidente; gobernó hasta 1890 y fue reelegido en 1894. Pero una coalición
encabezada por Nicolás de Piérola lo obligó a entregar el mando. De 1905 a 1914
desempeñó cargos diplomáticos en Europa. En 1919, en reconocimiento a su
brillante actuación en la Campaña de La Breña, fue honrado con el grado de
Mariscal del Perú.
Biografía
Andrés Avelino Cáceres estudiaba en un colegio de su tierra
natal cuando en mayo de 1854 lo visitó Ramón Castilla, caudillo que se había
sublevado contra el gobierno de José Rufino Echenique, liderando a la facción
liberal. El joven Cáceres se vio atraído por la figura del caudillo tarapaqueño
y por los principios liberales, por lo que dejó de estudiar para convertirse en
cadete del batallón Ayacucho, que estaba formando el general Fermín del
Castillo.
Bajo sus órdenes, Andrés Avelino Cáceres libró en Lima la batalla de La
Palma, en la fue derrotado. Por su participación fue ascendido a subteniente y muy
pronto a teniente graduado y efectivo. Intervino nuevamente apoyando la causa
de Castilla contra la revolución de Manuel Ignacio de Vivanco en Arequipa.
Combatió en Yumina y Bellavista, y participó en el asalto de Arequipa, por lo
cual fue ascendido a capitán. En la toma de la ciudad recibió una herida bajo
el ojo izquierdo que, felizmente, no le comprometió la vista.
Cuando se dio el conflicto con el Ecuador entre 1859 y 1860,
Cáceres, que estaba aún convaleciente por las heridas recibidas en su última
campaña, acudió a la defensa de la frontera. Luego fue enviado por el
presidente Castilla a Francia, como adjunto militar a la Legación peruana en
París, para curarse viejas y nuevas heridas, volviendo al país en 1862. Se
integró entonces al batallón Pichincha en Huancayo.
Al producirse los acontecimientos que llevaron a la guerra
con España, Cáceres se opuso firmemente a la actitud, que consideraba pasiva,
del gobierno de Juan Antonio Pezet frente a la ocupación de las Islas Chincha
por la Expedición Científica Española. Por su dura crítica al gobierno fue
apresado y desterrado con otros oficiales, que lograron huir a Mollendo. Los
prófugos se unieron a la llamada Revolución restauradora del honor nacional,
que Mariano Ignacio Prado lideraba contra Juan Antonio Pezet y el claudicante
Tratado Vivanco-Pareja, que aceptaba las condiciones de la Armada española.
Cáceres apoyó el golpe de Estado de Prado, participando en la ocupación de
Lima. Con Prado en el poder, fue ascendido e intervino en el llamado Combate
del Callao o del 2 de mayo de 1866, donde fue vencida la Armada española, que
se retiró a la Isla San Lorenzo, para luego abandonar el Perú.
Después de estos hechos, Andrés Avelino Cáceres solicitó su
retiro y entre 1868 y 1872 se dedicó a la agricultura en la tierra que lo vio
nacer. En 1872 se opuso al intento de golpe de Estado de los hermanos Gutiérrez
contra el que se convertiría en el primer presidente civil, Manuel Pardo
Lavalle. El líder del Partido Civil le otorgó la jefatura del batallón Zepita,
que Cáceres aceptó gustoso. Tuvo que apagar un conato de rebelión que surgió en
sus filas y marchó a Tarma y Chanchamayo para completar la formación de sus
hombres. Participó contra la rebelión de Nicolás de Piérola en Moquegua,
batiéndolo en el Alto de los Ángeles; tras esta acción fue promovido a coronel
graduado. Fue elegido Prefecto del Cuzco en 1877, sin abandonar sus
obligaciones militares al frente del batallón Zepita.
La Guerra del Pacífico
Desempeñando este cargo se inició la Guerra del Pacífico
(1879-1883), que enfrentó a Perú y Bolivia contra Chile por el control de la
región situada al norte del desierto de Atacama, muy rica en salitre. Andrés
Avelino Cáceres tuvo que dirigirse al sur en la II División, peleando en la
Campaña de Tarapacá, las batallas de San Francisco (19/11/1879) y Tarapacá
(27/11/1789). En esta última fue donde Andrés Avelino Cáceres tuvo una
destacada actuación cuando logró tomar los cerros, haciendo retroceder a las
tropas chilenas, que se vieron obligadas a abandonar sus cañones Krup. Si bien
Tarapacá fue defendida gracias a la destreza de Cáceres, fue una victoria
provisional, ya que el ejército peruano debió retroceder, dejando el territorio
salitrero al enemigo.
Andrés Avelino Cáceres colaboró en la reorganización del Ejército del Sur
para su concentración en Tacna junto con las tropas bolivianas al mando del
nuevo presidente de Bolivia, Narciso Campero, que sucedía a Hilarión Daza,
depuesto a finales de 1879. En Perú también se había dado una crisis política:
el nuevo presidente era Nicolás de Piérola, que había derrocado por esas mismas
fechas a Mariano Ignacio Prado. En ese contexto se dio la Campaña de Tacna, en
la que intervino Cáceres, demostrando gran valor en el Alto de la Alianza
(26/5/1880). Luego, el caudillo se dirigió a la capital, a la que arribó en
agosto de 1880. Fue nombrado Comandante General de la V División del Ejército
del Centro y partió a Huaral para concluir el entrenamiento del ejército de
reserva.
Como coronel efectivo participó en la Campaña de Lima, la
cual fue organizada personalmente por Nicolás de Piérola; poco dotado como
estratega, Piérola ordenó formar dos líneas defensivas demasiado extensas: la
de San Juan, compuesta por trincheras y que iba desde el Morro Solar hasta
Monterrico chico, y la de Miraflores, que era la línea de reductos, que iba
desde Armendáriz hasta camino a Chosica. Las tropas chilenas, al mando de
Manuel Baquedano, desembarcaron en Pisco y Curayacu, tres millas al norte de
Chilca, llegando a Lima por el Morro Solar, que estaba siendo defendido por
Miguel Iglesias, el cual se vio obligado a retroceder ante la presión de las
fuerzas chilenas. Cáceres participó en la fracasada batalla, teniendo que
retirarse a Chorrillos con lo que le restaba de sus hombres en orden, luego de
haber sufrido fuertes pérdidas.
Después de la derrota de San Juan, el 13 de enero de 1881,
las tropas chilenas incendiaron Chorrillos y Barranco. Aprovechando la
borrachera, Cáceres quería algunos soldados para atacar por sorpresa a los
chilenos, pero Piérola se negó. El 15 de enero el ejército chileno rompía la
línea de Miraflores, donde Cáceres luchó denodadamente, sufriendo la
perforación de su fémur derecho. Acudió a un puesto ambulatorio en San Carlos,
y fue escondido por los jesuitas en la celda del padre superior del Convento de
San Pedro; dos días después la capital del Perú quedaba en manos de los
chilenos. Estaba todavía en convalecencia cuando, el 15 de abril de 1881, huyó
de Lima, temiendo ser hallado en las pesquisas que hacían las tropas chilenas.
Marchó a Jauja y fue nombrado jefe político y militar de los departamentos del
Centro.
La ocupación chilena
Con la caída de Lima el 17 de enero de 1881 se iniciaba la
ocupación chilena (1881-1883), que obligó al gobierno peruano a refugiarse en
las tierras altas. Cáceres organizó sus montoneras en el Valle del Mantaro, en
la Sierra Central, y estableció su cuartel general en Matucana. Fue ascendido a
general en agosto de 1881. Luego reubicó su cuartel en Chosica, pero no por
mucho tiempo. Le fue ofrecida la presidencia en 1881, que no aceptó para no
crear más divisiones. Las principales batallas de la Campaña de la Breña se
dieron en Pucará el 2 de febrero de 1882; nuevamente en Pucará, Marcavalle y Concepción
el 9 de julio de 1882; y en Huamachuco el 10 de julio de 1883.
Esta última fue la única derrota considerable que sufrió el
líder, pues los demás encuentros fueron victorias de Cáceres, que hasta hoy se
recuerdan y rememoran a través del folklore popular de la región. Por sus
destrezas en la lucha, Cáceres se ganó el apelativo de El Brujo de los Andes.
La exitosa Campaña de la Breña duró hasta que el caudillo del Norte, Miguel
Iglesias, dio el Grito de Montán desde su hacienda en Cajamarca para poner fin
a la guerra. Una asamblea nombró a Miguel Iglesias Presidente Regenerador del
Perú y lo facultó para negociar un tratado con Chile. Ello llevó a la firma del
Tratado de Ancón de 1883, al que Cáceres se opuso.
En la presidencia
Finalizada la contienda y como consecuencia de ella, comenzó
en Perú la época del Segundo Militarismo (1884-1895), en la que los más
importantes jefes militares de la guerra contra Chile dominaron el panorama
político. Andres Avelino Cáceres se sublevó contra Iglesias, que tuvo que dejar
el poder y convocar elecciones, saliendo elegido el héroe de la Breña. En su
primer gobierno (1886-1890), Cáceres formó el Partido Constitucional.
En ese contexto de crisis a todos los niveles, Manuel
González Prada pronunció un famoso discurso en el Teatro Politeama en 1888, en
el que expresó una crítica feroz al pasado republicano y a sus líderes, entre
ellos Cáceres, y reveló su profundo espíritu antichileno. Este discurso se dio
en el marco de un evento realizado para recaudar fondos para la recuperación de
Tacna y Arica, provincias que se hallaban en poder de Chile desde el final de
la guerra. También en este período se desarrollaría el indigenismo, que buscaba
superar la discriminación de que habían sido objeto los indígenas. Entre sus exponentes
destacó Clorinda Matto de Turner. Fue una etapa importante a nivel cultural,
que se vio enriquecida con una reflexión meditada.
Con el objetivo de cancelar la deuda externa debida a la
crisis fiscal y a la ruina del crédito exterior provocada por la guerra, Andrés
Avelino Cáceres firmó el discutido Contrato Grace en 1889. En virtud de este
convenio, acordado entre el Estado peruano y Miguel Grace, representante de los
tenedores de bonos de la deuda externa peruana, los bonistas ingleses cancelarían
totalmente la deuda, que ascendía a 51 millones de libras esterlinas. A cambio,
el estado peruano entregaría los ferrocarriles por 66 años y tres millones de
toneladas de guano, y se comprometía a pagar 33 anualidades de 80.000 libras
cada una.
Los tenedores de bonos constituyeron en Londres una compañía
para la administración de los ferrocarriles: la Peruvian Corporation. Además,
los bonistas debían concluir los tramos ferroviarios de Chicla-La Oroya
(ferrocarril central) y Juliaca-Santa Rosa (ferrocarril del sur), y se
comprometían a construir 70 kilómetros más de cualquier otro ferrocarril.
Asimismo, se les concedió la libre navegación por el Lago Titicaca y el libre
uso de algunos muelles del país. En esta época se inició la explotación del
caucho y la agroexportación. Surgió el Banco Italiano, que al inicio atendía a
residentes italianos y que en poco tiempo fue creciendo y empezó a atender
también al público nacional.
Después de su período presidencial, Cáceres fue nombrado
Ministro Plenipotenciario del Perú en Inglaterra y Francia. Le sucedió en la
presidencia el coronel Remigio Morales Bermúdez, quien murió sin haber
concluido su período de gobierno (1890-1894). Su segundo vicepresidente,
Justiniano Borgoño, completó su período apoyado por el ejército.
La reelección y la guerra civil
Finalmente, se convocaron elecciones y resultó victorioso
Cáceres, iniciándose así su segundo mandato presidencial (1894-1895), mucho más
breve que el anterior. Frente a la reelección del héroe de la Breña se levantó
una fuerte oposición, liderada por Nicolás de Piérola, fundador del Partido
Demócrata, que se había unido a la Unión Cívica de los civilistas, formando la
Coalición Nacional. La guerra civil que estalló en 1895 se debió, entre otros
factores, a la oposición a la permanencia de los militares en el poder y a la
reelección de Cáceres, cuya gestión había recibido duras críticas, sobre todo
en lo referente a la firma del Contrato Grace.
En las provincias surgieron las montoneras pierolistas y
caceristas, que luchaban entre sí. El 17 de marzo de 1895, Piérola entró en
Lima con su gente por la Portada de Cocharcas. Durante varios días se prolongó
la lucha en la capital, a pesar de que los caceristas habían sido forzados a
retroceder al Palacio de Gobierno. Se calcula que murieron alrededor de mil personas,
cuyos cadáveres, al no poderse enterrar, no sólo despedían un hedor
insoportable, sino que también amenazaban a la ciudad con una epidemia. Frente
a esta situación, el cuerpo diplomático se reunió y logró una tregua de 24
horas entre los dos bandos para sepultar los cuerpos. La paz fue prorrogada y
Cáceres tuvo que renunciar. Con la victoria de Piérola se ponía fin al período
que los historiadores han denominado Segundo Militarismo.
Finalizada la guerra civil, Andrés Avelino Cáceres se
dirigió a Buenos Aires, donde permaneció hasta el año 1899; vivió también en
París, y fue Ministro Plenipotenciario en Italia (1905-1911) y Alemania
(1911-1914). Cuando volvió a su patria en 1915, promovió la elección de José
Pardo y Barreda. Como el presidente no correspondió al favor, Cáceres apoyó el
movimiento que lo derrocó en 1919. Fue honrado con el título de Mariscal el 10
de noviembre de ese mismo año. Andrés Avelino Cáceres falleció en Lima el 10 de
octubre de 1923.
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