Un día como hoy, en el 1305, el mítico caudillo rebelde
escocés William Wallace fue ejecutado en Londres. Sobre su vida, numerosos historiadores han
escrito diversas versiones; habría nacido entre 1270 y 1272, hijo de un humilde
propietario de Renfrewshire.
Asistió al colegio de Dundee; se dice que allí
apuñaló al hijo del gobernador, quien lo habría insultado, y huyó a los
bosques. Años más tarde, encabezó la reacción nacional contra los planes de
conquista de Edward I, rey de Inglaterra. En mayo de 1297, condujo un ataque
contra realistas en Lanark, y posteriormente viajó al norte a unir fuerzas con
Andrew Moray, quien estaba organizando la resistencia al otro lado del río
Forth.
Al frente de una partida de insurrectos, William Wallace enfrentó al Conde de Surrey y lo
derrotó en Stirling el 17 de junio de 1297. Posteriormente, asoló las
poblaciones de Inglaterra hasta York. De regreso a Escocia, se le otorgó el
título de Guardián del Reino. No obstante, sin el apoyo de la nobleza de su
país, Wallace y sus hombres fueron derrotados por los ingleses en el combate en
Falkirk, en julio de 1298.
En los años siguientes nada se supo de él. En 1304
quedó expresamente fuera de la ley por haberse negado a comparecer ante un
congreso celebrado en Saint Andrews por nobles ingleses y escoceses.
Finalmente, William Wallace fue hallado y trasladado como prisionero a Londres y juzgado por alta traición,
cargo que él impugnó ya que, según afirmó: “jamás juré lealtad al rey de
Inglaterra”. Fue ejecutado públicamente en la plaza de Smithfield el 23 de
agosto de 1305, colgado en la horca y descuartizado en el potro. Su cabeza
quedó expuesta en el puente de Londres y sus brazos y piernas fueron enviados a
cuatro poblaciones diferentes.
Una persona solo muere cuando no hay nadie que la recuerde
ResponderEliminar